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En este artículo te contamos cuáles son los tipos de heridas más comunes tanto en profesionales como en aficionados al ciclismo y qué cuidados deben recibir para su correcta cicatrización. Curas, apósitos resistentes al sudor y otros consejos para que una caída no te aleje de la ruta.
No importa cuántas precauciones tomes: si te gusta la bici, conocerás de cerca el asfalto en algún momento. En el mejor de los casos, la caída puede ser sobre un terreno menos abrasivo, como la tierra o el césped. Pero, de todas formas, la herida generada requiere cuidados especiales para no transformarse en un problema mayor.
Las heridas son rupturas de la piel, en forma superficial o incluso llegando a músculos o vasos sanguíneos. Incluso la más leve de ellas, merece atención para evitar infecciones y que la piel se recupere lo más pronto posible y sin cicatrices.
Afortunadamente la piel es un órgano que se recupera muy bien de este tipo de heridas, pero debemos acompañar su recuperación desde el mismo momento en que se genera la herida hasta su completa desaparición, proporcionando los cuidados adecuados.
¿Qué tipo de heridas existen? ¿Hay que cubrirlas o dejarlas que respiren? ¿Cómo debes limpiar y proteger las heridas? ¿Cuándo puedes volver a pedalear? Todas las respuestas, en este artículo.
En general puede decirse que hay cuatro tipos de heridas:
Cualquiera de ellas puede presentarse tras una caída en bici, aunque las más frecuentes son las abrasivas. En general, no reviste gravedad, excepto que se dé un corte sobre arteria o vena, en cuyo caso habrá que recurrir inmediatamente a urgencias y contener la hemorragia.
Las heridas por abrasión de asfalto o tierra, también conocidas como raspadas o abrasiones cutáneas, son lesiones en la piel causadas por el roce o deslizamiento contra superficies rugosas como el asfalto o la tierra.
Estas heridas suelen ser superficiales y afectan principalmente la capa externa de la piel, conocida como epidermis.
Cuando una persona se desliza o cae sobre una superficie áspera, como el asfalto o la tierra, la fricción genera un desgaste de la piel en el área de contacto. Esto puede resultar en la pérdida de células cutáneas, dejando expuestas las capas inferiores de la piel y causando una abrasión.
Las heridas por abrasión de asfalto o tierra generalmente presentan los siguientes síntomas:
Estas heridas suelen ser menores y pueden tratarse en casa con cuidado adecuado. Los pasos recomendados para el cuidado rápido de una herida por abrasión incluyen:
En casos más graves, como abrasiones extensas, presencia de cuerpos extraños incrustados o signos de infección (enrojecimiento intenso, calor, inflamación, pus), se recomienda buscar atención médica para evaluar y tratar adecuadamente la herida.
Cuando ocurre una herida por abrasión en la piel, se produce una lesión superficial en la capa más externa de la piel, conocida como epidermis. Cuando ocurre la caída, las células de la epidermis se dañan o se desprenden. Esto puede resultar en una capa delgada de piel lesionada, generalmente acompañada de enrojecimiento, inflamación y dolor. Dependiendo de la gravedad de la abrasión, también puede haber sangrado leve.
Inmediatamente después de la lesión, el cuerpo comienza a trabajar para reparar el tejido dañado. Las células de la epidermis cercanas a la herida comienzan a proliferar y migrar hacia el área afectada para reemplazar las células perdidas. Durante este proceso de curación, es posible que se forme una costra o escara en la herida para protegerla mientras se regenera la piel.
A medida que el proceso de curación continúa, las células de la epidermis se multiplican y se regeneran en la herida, restaurando gradualmente la capa protectora de la piel. Con el tiempo, la costra o escara se desprende, revelando una nueva piel debajo.
Es importante mantener una herida por abrasión limpia y protegida para prevenir infecciones. Se recomienda limpiar cuidadosamente el área con agua y jabón suave, y cubrir la herida con un vendaje estéril hasta que se forme una nueva piel.
En general, las heridas por abrasión suelen ser leves y se curan por sí solas con el tiempo. Sin embargo, en casos de abrasiones más profundas o extensas, o si la herida muestra signos de infección, es importante buscar atención médica para recibir el tratamiento adecuado y esto lo iremos repitiendo a lo largo de todo el artículo, pues en Salvelox nos preocupamos por tu salud.
Los cuidados óptimos en cada herida son la mejor forma de obtener una buena y rápida cicatrización. Y cuanto antes comiencen esos cuidados, mejor. Por eso siempre te recomendamos viajar con un kit de primeros auxilios que incluya al menos gasas, un desinfectante de heridas y apósitos.
Para las heridas con cortes y hemorragias, habrá que aplicar la gasa ejerciendo presión, elevar en la medida de lo posible la parte del cuerpo donde está el sangrado y concurrir inmediatamente a un servicio de urgencias.
Las heridas abrasivas de menor gravedad pueden atenderse en casa, procurando su higiene diaria. Lo primero es lavar con abundante agua, retirando cualquier resto de tierra, polvo o piedras. Luego, hay que aplicar un desinfectante tipo povidona yodada (Betadine), alcohol o agua oxigenada.
El último paso es colocar un apósito de calidad, recomendamos los apósitos Salvelox porque tienen una amplia gama de productos de calidad que se adaptan a todo tipo de necesidades y heridas.
Es muy importante tapar la herida con un apósito hasta que se forme la costra, para evitar una infección por virus o bacterias, protegiéndola especialmente de la suciedad, el agua y los rayos solares. Los apósitos Salvelox son altamente transpirables y contribuyen a una mejor cicatrización de las heridas, pero hay que acordarse de limpiar la herida y cambiar el apósito cada 24h.
La forma adecuada de tratar una herida depende de varios factores, como el tipo de herida, su tamaño, su ubicación y su nivel de exposición a la suciedad o contaminación.
Aunque ha habido diferentes enfoques y opiniones sobre este tema, los profesionales médicos generalmente recomiendan cubrir las heridas en lugar de dejarlas al aire libre. En general, cubrir una herida con un vendaje o apósito tiene varios beneficios:
Sin embargo, hay algunas situaciones en las que dejar una herida al aire libre puede ser beneficioso. Por ejemplo, en ciertos casos de heridas superficiales y pequeñas, que no están expuestas a un alto riesgo de contaminación, puede ser apropiado dejar la herida sin cubrir para que pueda «respirar» y secarse.
En cualquier caso, es importante consultar a un profesional médico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados. El médico evaluará la herida en particular y brindará recomendaciones específicas para su cuidado. Recuerda que esta información no reemplaza la opinión de un profesional médico.
Aun no siendo de gravedad, algunas heridas abrasivas suelen ser bastante amplias. Los pasos para su cuidado e higiene son los mismos que para las más pequeñas. Sin embargo, a la hora de cubrirla, habrá que utilizar apósitos para heridas grandes como los de Salvelox.
En efecto, la línea de Salvelox Cover tiene apósitos grandes y más avanzados para heridas de tamaño mediano y grande, puesto que para este tipo de heridas los apósitos normales no son suficientes. Disponemos de 3 tamaños: el XL mide 5,4 x 7,6 cm, el XXL mide 7,9 x 9,7 cm y el 3XL mide 9,7 x 20 cm.
Las principales características de esta gama de apósitos es que son ultrafinos, estériles, 100 % impermeables, permiten que la piel respire pues son altamente transpirables y reducen el riego de cicatrices, favoreciendo una curación más rápida.
Como dice el refrán, es mejor prevenir que curar. Aquí te dejamos una lista de 8 consejos para evitar heridas por abrasión de asfalto:
Recuerda que la prevención es clave para evitar heridas por abrasión de asfalto. Siguiendo estos consejos y manteniendo una actitud responsable y consciente al utilizar las vías, podrás reducir significativamente el riesgo de sufrir este tipo de lesiones.
La evolución de la herida, la zona donde esté ubicada y el grado de dolor o incomodidad serán las señales que marquen el retorno a la bici.
Tal y como mencionamos anteriormente, no importa el tipo de herida ni la zona donde se ubique, es fundamental cubrirla antes de exponerla al sol, la suciedad o cualquier agente externo, sobre todo si aún no se ha cicatrizado para evitar enlentecer su curación.
Las heridas en los pies, gemelos, rodillas y codos son las que más tiempo pueden alejarnos de la ruta, debido a que son zonas que requieren mucha movilidad a la hora de conducir una bicicleta y puede ser que esta actividad abra la herida y retrase su curación si no esperamos el tiempo suficiente.
Si la herida aún genera líquido seroso o está rodeada por piel enrojecida y afiebrada, no es momento de volver a la bici, sino de visitar a un especialista que valore una posible infección, brindándonos un diagnóstico sobre la evaluación.
Si bien muchas caídas son inevitables, no menos cierto es que podemos tomar algunas precauciones para que las consecuencias sean leves.
La primera es revisar el estado general de la bici cada vez que vayamos a usarla: frenos, presión en las ruedas y la cadena bien lubricada, forman parte del chequeo básico antes de comenzar a pedalear.
También es importante cuidar el balance en las curvas, mantener una mirada atenta para prevenir sorpresas, llevar elementos adecuados de iluminación y señalización y no descuidar la técnica de subida y bajada.
Con respecto a las heridas por abrasión, existen protectores y trajes especiales para evitarlas, aunque su uso también dependerá de la comodidad y los gustos de cada ciclista.
Con todo, la ruta siempre supone peligros, pero vale la pena explorarla sobre dos ruedas.