Las heridas que no sanan durante un largo período de tiempo tienen un impacto negativo en la vida diaria y el bienestar de una persona. Estas heridas provocan dolor, malestar y otros síntomas. Por lo tanto, es importante prestar la debida atención a los procesos de tensión de los tejidos para una rápida recuperación de la salud. Las heridas abiertas y su cuidado pueden generar dudas en las personas que las padecen; por eso, en Salvelox, te explicamos cómo curarlas.
Una herida es una lesión en la piel provocada por caídas, accidentes, quemaduras, rasguños o cortes, su gravedad depende de si son heridas superficiales o profundas y su cicatrización depende de nuestro estado general de salud y de cómo la cuidamos.
Las heridas que no cicatrizan a largo plazo obligan a las personas a buscar ayuda médica debido a la molestia que representan.
En primero lugar, debemos consultar a nuestro médico para que examine y evalúe el proceso de curación de la herida; posteriormente será un especialista quien podrá estudiar el estado general y, en colaboración con un hematólogo, podrán descartar posibles afecciones que impiden la cicatrización.
Debes saber que hay dos tipos principales de heridas que no cicatrizan:
En ambos casos se requiere un tratamiento especializado y éste deberá ser acorde a cada persona. Recordemos que cada organismo reacciona diferente y su respuesta ante un tratamiento médico puede ser diferente dependiendo de distintos factores y circunstancias concretas.
Para un pequeño corte o raspadura, la mejor manera de tratarlo es limpiar la herida con agua y jabón suave para eliminar la suciedad y los gérmenes. Luego, debemos aplicar un antiséptico suave, como el peróxido de hidrógeno, conocido como agua oxigenada, o soluciones de yodo como la povidona yodada, para prevenir infecciones.
Siempre es recomendable cubrir la herida para evitar infecciones y acelerar el proceso de curación. Para cubrir la herida podemos utilizar un vendaje estéril o un apósito adhesivo Salvelox.
Si tenemos una herida abierta, aunque sea leve, es fundamental mantener la herida limpia y cubierta para prevenir infecciones. También podemos aplicar una crema antibiótica para favorecer la cicatrización y reducir el riesgo de infección.
Si una herida es profunda, especialmente si se trata de un corte en el que la hemorragia no se detiene después de aplicar presión sobre ella o si esta lesión se ha producido en una zona sensible del cuerpo como la cara, las manos o los genitales, es muy probable que sea necesaria la sutura de la herida.
La sutura ayuda a cerrar la herida de manera más precisa y a reducir el riesgo de infección. Aplicar puntos de sutura en una herida favorece una recuperación más rápida y efectiva, evitando posibles complicaciones a corto y largo plazo.
Es importante tener en cuenta que la decisión de utilizar puntos de sutura debe ser tomada por un profesional médico o sanitario según la gravedad y el tipo de herida, además de nuestras condiciones médicas y de salud.
Cuando la herida tiene costra y ya no hay enrojecimiento ni hinchazón y ya no supura, podemos dejar de cubrir una herida. El momento en el que se puede dejar de cubrir una herida es cuando está curada y no hay riesgo de infección, aunque siempre debemos seguir las recomendaciones de nuestro médico y prestar atención a cualquier signo de complicación.
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